Responsabilidad por productos defectuosos

Los defectos de diseño se producen cuando el producto es intrínsecamente peligroso y no tiene un uso seguro. En otras palabras, siempre será defectuoso, independientemente de cómo lo utilices.

Uno de los ejemplos más famosos de defecto de diseño procede de un juego infantil. Los dardos de césped eran un juego en el que los jugadores lanzaban dardos grandes y afilados a una diana situada en el césped. Los EE.UU. prohibieron estos productos después de que se produjeran docenas de lesiones cuando los dardos dañaban a las personas.

El uso de estos productos no era seguro porque estaban diseñados para pegarse al césped. Esta misma característica también los hacía peligrosos para las personas.

Un defecto de fabricación se produce cuando el producto no cumple sus especificaciones de diseño. Como resultado, el producto carece de las características de seguridad diseñadas para él. Un producto con un defecto de fabricación tiene un uso seguro. Pero el defecto de fabricación hizo que ese producto fuera inseguro.

En la década de 1990 se produjo un caso muy conocido de defectos de fabricación. Los neumáticos fabricados en una fábrica de Bridgestone/Firestone tenían una capa de adhesivo demasiado fina en la banda de rodadura. Esto provocó que las bandas de rodadura se separaran, haciendo que los conductores perdieran el control de sus vehículos. La naturaleza del defecto también hacía que los SUV tuvieran más probabilidades de volcar durante las maniobras de emergencia.

En este caso, el fabricante de neumáticos diseñó neumáticos seguros. Pero una fábrica aplicó mal el adhesivo, convirtiendo un diseño seguro en un producto peligroso.

Los defectos de advertencia se producen en productos que tienen usos seguros y que se han fabricado según sus especificaciones de diseño. Sin embargo, estos productos tienen instrucciones peligrosamente deficientes que no explican cómo utilizar el producto de forma segura ni advierten contra un mal uso conocido. Debido al defecto de las instrucciones, los usuarios son incapaces de protegerse de las lesiones que se sabe que causa el producto cuando se utiliza mal.

Un ejemplo de defecto de advertencia es el amianto. Una de las acusaciones contra los fabricantes de amianto es que ya en 1924 sabían que respirar polvo de amianto provocaba cáncer de pulmón. Pero nunca advirtieron a sus clientes, instaladores y usuarios de los peligros y no aconsejaron el uso de mascarillas al trabajar con el material.

Aparte de demostrar que un producto es defectuoso, también puedes presentar una reclamación por incumplimiento de la garantía. En esta reclamación, afirmas que el fabricante o el vendedor te vendieron un producto que no era apto para su finalidad prevista. Aunque cumpliera las funciones anunciadas, no satisfizo tus expectativas o necesidades porque te perjudicó.

El incumplimiento de la garantía se utiliza a menudo como una reclamación de apoyo a la responsabilidad por productos defectuosos. Puede entrar en juego cuando los problemas de un producto funcionan mal y te lesionan, aunque no lleguen al nivel de «defecto».

Un ejemplo de producto que incumplió su garantía de idoneidad fue el medicamento talidomida. Este medicamento se recetaba a las embarazadas para tratar las náuseas matutinas. Funcionó, pero causó defectos congénitos como efecto secundario.

Este producto se sigue utilizando eficazmente para tratar el cáncer y la lepra. Pero cuando se utilizó como tratamiento de las náuseas matutinas de las embarazadas, no era apto para el uso previsto, ya que perjudicaba al bebé que desencadenaba las náuseas.

La negligencia se produce cuando una persona o entidad no ejerce un cuidado razonable y lesiona a alguien como consecuencia de ello. Esta teoría no se utiliza a menudo en los casos de responsabilidad por productos defectuosos, porque debes demostrar que el fabricante conocía o debería haber conocido los peligros que entrañaba su producto.

Pero esta teoría puede funcionar en casos en los que tu abogado descubre la proverbial nota humeante que demuestra que el fabricante conocía el defecto y trabajó para ocultarlo. Por ejemplo, en los casos del airbag Takata, la empresa podría haber sabido durante años que sus infladores de airbag podían funcionar mal antes de notificarlo a los reguladores gubernamentales para iniciar la retirada del producto.